Share | 11/02/2017
El tizón de la cabeza por Fusarium (FHB) es un hongo patógeno que se desarrolla en ambientes cálidos y húmedos y afecta a una amplia gama de cultivos, incluida la cebada. La FHB disminuye el rendimiento y la calidad del grano al afectar a su desarrollo, produciendo granos arrugados, descoloridos y de bajo peso.
Los cultivos de Dakota del Norte son especialmente vulnerables a esta enfermedad, con pérdidas de rendimiento estimadas entre el 5 y el 10% anual. Entre 2010 y 2014, la pérdida de producción en el estado osciló entre 25 y 280 millones de dólares.
Preocupados por el impacto financiero de esta enfermedad, un grupo de investigadores de la Universidad Estatal de Dakota del Norte en el Centro de Investigación y Extensión de Carrington llevó a cabo un experimento en el verano de 2016 para estudiar diferentes tratamientos fungicidas para controlar el FHB en cebada.
El grupo probó diez tratamientos fungicidas aplicados en diferentes momentos de la temporada de crecimiento, con la aplicación más temprana realizada el 2 de junio (estado de 4,0-4,5 hojas) y la más tardía el 1 de julio (estado Feekes 10,50). Todos los tratamientos se regaron durante toda la temporada con la misma cantidad de agua. Además, se distribuyó paja de trigo picada sobre la cebada recién emergida para proporcionar una fuente localizada de inóculo de la enfermedad.
Una vez aplicados los tratamientos, los investigadores cartografiaron el campo los días 15 y 21 de julio utilizando la serie RedEdge de MicaSense.
Los mapas de NDVI (arriba) detallan el resultado del tratamiento de cada parcela. Las parcelas verdes indican dónde el tratamiento fue más eficaz, las amarillas dónde el efecto del tratamiento fue mínimo, y las rojas dónde las enfermedades de las plantas prosperaron más, dejando cultivos con poco o ningún tejido vegetal verde restante.
Cuando la cebada madura, las hojas y los tallos comienzan a secarse a medida que la planta transporta sus nutrientes hacia el grano en desarrollo. Cuando una planta está estresada debido a una enfermedad, madura más rápido y el resultado es una vida útil más corta y un menor rendimiento.
En este estudio, los valores calibrados de NDVI mostraron una fuerte correlación con el nivel de enfermedad detectado visualmente por los investigadores sobre el terreno. De hecho, el mapa NDVI fue capaz de indicar con éxito las diferencias de rendimiento de cebada entre los tratamientos. Las parcelas con los valores de NDVI más elevados (mostrados en verde) demostraron tener niveles más bajos de enfermedad y produjeron rendimientos máximos.
Además, este estudio aporta una prueba más del valor de las imágenes multiespectrales como fuente objetiva de información para apoyar las decisiones de gestión. En este caso, los investigadores pudieron utilizar imágenes multiespectrales para evaluar con precisión el impacto de los tratamientos fungicidas en sus cultivos, y tomar medidas para minimizar los efectos adversos sobre el rendimiento y la calidad de las semillas a lo largo de la temporada.
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