Share | 11/27/2017
Agricultura y arqueología: dos disciplinas que no suelen ir de la mano, pero que en regiones ricas en elementos arqueológicos pueden estar estrechamente relacionadas.
Los suelos definen cómo crecen las plantas y sus características se ven afectadas muchas veces por elementos artificiales enterrados bajo tierra. Esta interacción da lugar a lo que se denomina «cropmarks». A veces, estos efectos son perceptibles a simple vista. Muchas veces, la variabilidad del suelo es sutil y sólo provoca pequeños cambios en el vigor de la planta o en el contenido de clorofila de las hojas. Esa pequeña variabilidad (si es natural o provocada por el hombre) puede detectarse mediante teledetección utilizando sensores multiespectrales, especialmente sensores avanzados capaces de detectar cambios en el contenido de clorofila de las hojas.
Durante el último año y medio, Henry Webber, doctorando del Departamento de Arqueología y Antropología de la Universidad de Bristol, ha estado recopilando datos con un dron que lleva un sensor multiespectral RedEdge de la serie MicaSense. Ha sobrevolado campos de cultivo con elementos arqueológicos conocidos y ha comparado sus hallazgos con herramientas de prospección más convencionales, como los gradiómetros magnéticos, que detectan cambios bajo la superficie midiendo la intensidad y orientación del campo magnético del suelo.
Un campo de trigo de invierno cerca del pueblo de Wilsford, en el condado inglés de Wiltshire, ofrece un ejemplo. El campo contiene un henge neolítico (monumento de la Edad de Piedra que se cree que se utilizó para rituales y enterramientos), así como una alquería de la época romana. Henry ha estado cartografiando elementos arqueológicos en esta zona de estudio como parte de su investigación de doctorado utilizando diversas herramientas de prospección geofísica. Las prospecciones con gradiómetro magnético han dado resultados impresionantes, revelando con gran detalle la estructura de los rasgos arqueológicos bajo la superficie. Pero la información adquirida con la teledetección multiespectral no sólo ha reproducido en gran medida estos estudios, sino que también ha mostrado un detalle hasta ahora desconocido.
La imagen inferior procede del estudio del gradiómetro magnético y muestra una estructura en forma de L bajo el suelo.
Las imágenes multiespectrales muestran zonas más brillantes en el mapa, lo que indica zonas en las que el trigo de invierno tiene valores de índice ligeramente más altos (y los correspondientes niveles más altos de clorofila). Además, muestra que los límites de este rasgo arqueológico se extienden hacia el fondo y hacia la derecha, formando lo que parece ser un recinto rectangular. Esta característica subterránea, no visible directamente en el estudio geofísico, se hace evidente cuando los efectos del cambio del suelo afectan a la salud de las plantas de arriba. «Este descubrimiento suscita una serie de preguntas apasionantes», afirma Henry. «¿Este recinto forma parte del henge neolítico? ¿O forma parte de la alquería romana, por lo que es mucho más grande de lo que se pensaba en un principio?». Henry espera que las futuras prospecciones arqueológicas en esta zona ayuden a responder a estas preguntas.
En el mismo campo de trigo, un gran henge neolítico es claramente visible. Debajo de este elemento hay enterradas varias fosas circulares pequeñas. Al inspeccionar los resultados de los datos multiespectrales, Henry observó que dos de las tres fosas eran claramente visibles en el mapa de clorofila, pero no en el estudio geofísico. Henry cree que estos hallazgos pueden ayudar a los investigadores a comprender las circunstancias por las que las prospecciones basadas en sensores magnéticos a veces pasan por alto determinadas características arqueológicas.
La capacidad de ver nuevos rasgos y posibles anomalías y de comparar los sondeos existentes con los nuevos abre nuevas posibilidades para comprender mejor las antiguas estructuras que yacen bajo nuestros pies-Henry Webber, investigador arqueológico
Cerca del pueblo de Kingscote, en Gloucestershire, Inglaterra (a unos 160 kilómetros al este de Londres), yacen los restos enterrados de un asentamiento romano. Este yacimiento arqueológico, que data de entre los siglos I y IV d.C., consta de unos 75 edificios y estructuras. Una de las estructuras más intrigantes de este yacimiento es una villa romana que yace bajo un campo de trigo.
Henry capturó datos multiespectrales sobre este lugar y se sorprendió al ver los resultados. «Es emocionante ver lo bien que coinciden las imágenes del NDRE con los resultados del estudio geológico», afirma Henry. «Las características que son invisibles o muy difíciles de ver a simple vista o en imágenes en color aparecen claramente en los datos multiespectrales».
Henry espera seguir explorando las posibilidades de las imágenes multiespectrales mediante sensores avanzados como herramienta complementaria de otros instrumentos arqueológicos. «Está claro que este tipo de imágenes tiene valor, incluso en zonas que ya han sido cartografiadas anteriormente», explica Henry. «La capacidad de ver nuevas características y anomalías potenciales y de comparar los sondeos existentes con los nuevos abre nuevas posibilidades para comprender mejor las antiguas estructuras que yacen bajo nuestros pies.»
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